Probablemente, Nike deberá esperar para levantar el store más grande de la Ciudad de Buenos Aires. No podrá ocupar a partir de noviembre, y como tenía pensado, el local de la peatonal Florida al 400 en el cual funciona la Richmond.
Ayer, la Legislatura porteña convirtió en ley un proyecto que, en la práctica impide a los dueños de la tradicional confitería porteña cambiar de rubro. Es decir, cualquier operación comercial que incluya al establecimiento como venta o alquiler no permite la modificación de su explotación comercial. De este modo, se buscó proteger a la Richmond de la posibilidad de que deje de funcionar como establecimiento gastronómico y se convierta en una mega tienda de venta de indumentaria deportiva.
La decisión se tomó tras la nota de El Cronista del martes pasado en la cual se anticipó la desaparición de una de las confiterías emblema de la calle Florida, y una de las más tradicionales de la Ciudad de Buenos Aires, con 80 años de vida.
La noticia generó la movilización de un grupo de diputados porteños de diferentes partidos y de diversas personalidades políticas y culturales del país que se opusieron a la muerte de un bar que desde que abrió fue punto de referencia para intelectuales y escritores de la talla de Horacio Quiroga, Jorge Luis Borges, Ricardo Güiraldes, Leopoldo Marechal, y Eduardo Mallea, entre otros. Hasta se crearon grupos en las redes sociales impulsando variantes para evitar el cierre de la Richmond.
En este marco, ayer la Legislatura convirtió en ley una iniciativa de los legisladores Eduardo Epstein, María José Lubertino y Gabriela Alegre que declaró a la Richmond sitio histórico, otorgándole la protección de la ley 1227 de protección al patrimonio cultural, impidiendo así su cierre o cambio de rubro. La ley tuvo el respaldo de los 46 diputados presentes en la sesión de tablas de ayer.
Hasta ahora, el edificio donde se ubica en la planta baja y el subsuelo la Richmond, cuenta con Protección Patrimonial Cautelar por las Leyes 2548 y sus modificatorias 3056 y 3680, que protegen los inmuebles en sus aspectos arquitectónicos pero no el uso de los mismos.
De esta forma, solamente un veto del Ejecutivo comunal, es decir de Mauricio Macri, podría torcer el rumbo que el cuerpo legislativo le acaba de imprimir a la continuidad de la rica historia cultural de la Richmond.
En sus fundamentos, la ley sostiene que los bares y cafés de Buenos Aires fueron y son ámbitos de integración cultural y de creación de significados y sentidos.
En concreto, la ley declaró a la Richmond como bien integrante del patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires en las categorías sitio histórico, colecciones y objetos y expresiones y manifestaciones intangibles en los términos de el art. 4´, inc. a),h) y j) de la Ley N´ 1.227 (B.O. N´ 1850).
Además, se aceptó colocar una placa de mármol con el siguiente texto: Confitería Richmond
Declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Por su valor simbólico e identitario en la Ciudad de Buenos Aires. Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Y desde la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires se mantiene la convocatoria para un abrazo simbólico hoy a las 16 horas en la puerta de la confitería.
Cabe recordar que la Richmond también figura en la lista de los llamados bares notables, unos 60 cafés, billares y confiterías reconocidos como Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires por su permanencia en el tiempo, por haber contribuido a hechos culturales e históricos relevantes y por su diseño arquitectónico.
viernes, 12 de agosto de 2011
La Richmond seguirá funcionando como confitería
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